MADRES DE PLAZA DE MAYO


El 30 de abril de 1977, catorce madres que lo último que sabían de sus hijos era que habían sido violentamente secuestrados, decidieron ir a buscar una respuesta ante la última autoridad que les quedaba por interpelar: el presidente de facto, Jorge Rafael Videla.

Se congregaron en la plaza de mayo, frente a la casa de gobierno para pedir audiencia. No fueron atendidas.

La semana siguiente se sumaron algunas madres más. Pero así como sus hijos desparecidos “no existían”, ellas tampoco existían para los medios de comunicación. Solamente se enteraba de su reclamo aquel que pasara por la plaza y se detuviera a mirarlas. Pero a pesar de esta realidad, su movimiento fue creciendo y lograron hacerse eco durante la realización del Mundial del Fútbol de 1978, cuando comenzaron a ser entrevistadas por periodistas internacionales.

“Cuando vino Terence Todman nosotras fuimos a la Plaza -esta es una cosa que la hemos contado muchas veces, tal vez todos lo sepan; Videla mandó un emisario (no usábamos pañuelo todavía, agitábamos un pañuelo y les decíamos que teníamos los hijos desaparecidos, no había otra cosa que pudiéramos hacer, pero igual le molestábamos al gobierno, a la dictadura), un emisario que mandaba la dictadura para que nos fuéramos, y que si nos íbamos Videla nos iba a atender. Claro, eso ocasionaba que algunas madres dijeran "mejor que nos vayamos y nos atienda Videla"; y otras decíamos "no, igual no nos van a atender". Y nos quedamos agarradas entre nosotras, agarradas a una columna. Entonces mandaron milicos como para la guerra, armados, con cascos, para que nos fuéramos. Y les dijimos que no nos íbamos a ir. Entonces ellos pidieron que apunten, y cuando dijeron "apunten" nosotras les gritamos "fuego". Y ese gritarles "fuego" hizo que todos los periodistas que estaban para verlo a él -a Terence Todman- vinieran a ver quiénes eran esas mujeres…” (Hebe de Bonafini – Conferencia 6 de Julio de 1988)

No hay mucho para decir de las madres: lo que hicieron y lo que hacen habla por sí solo. De las primeras 14 que se reunieron con la esperanza de que la lucha en común tuviera más fuerza que la búsqueda individual, a 101 nietos recuperados, la fundación, la universidad, la creciente cantidad de personas que se reúne en la misma plaza cada 24 de marzo...

No son superheroínas, son madres. Son mujeres, con mil fallas y mil virtudes que sufrieron el desgarro (por un tiempo o para siempre) de perder repentina e inesperadameradamente a sus hijos y sus nietos.

No eran ignorantes de lo que sucedía cuando decidieron plantarse en la Plaza de Mayo de manera contínua y constante. No ignoraban que comenzar a caminar de a dos, en círculo, era un desafío abierto al estado de sitio vigente. No ignoraban que arriegaban su vida. Pero me emociona pensar en que con esta conciencia, eligieron luchar por las vidas que ellas mismas habían dado al mundo, aún sin tener la seguridad de que esas vidas no habían sido ya arrancadas de aquel.

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